12 consejos para vivir con una familia de acogida
Estudiar en el extranjero es una aventura, todo es diferente y emocionante, incluida tu nueva familia de acogida. De repente, lo compartes todo con personas que no conocías de nada. Te llevará un tiempo adaptarte y puedes encontrar algunas dificultades, ya sabes, las cosas habituales de la convivencia. Para aprovechar al máximo tu estancia con tu familia temporal, echa un vistazo a nuestros 12 consejos; quién sabe, podrían incluso venirte bien con tu familia permanente.
1. Sé abierto y comunícate
¿Tienes alergia a los cacahuetes, no te gusta el marisco y te dan miedo los perros de todos los tamaños? Cuéntaselo enseguida a tu familia de acogida. Deberían saber tus datos más importantes por tus papeles, pero algunas cosas hay que recalcarlas, especialmente cuando se trata de cuestiones de salud. Además, es mejor discutir preferencias culinarias o restricciones dietéticas antes de sentarse a la mesa y que todo el mundo se te quede mirando mientras que rebuscas en la comida. (Sin embargo, para ser justo y educado, pruébalo todo antes de decir que no te gusta).
2. Lleva un regalo
Los regalos son lo mejor para romper el hielo. No tienes que gastarte mucho, alguna cosa de tu país te servirá para ganar puntos. Además, ayudará a tus anfitriones a recordar lo increíble que eras como miembro temporal de la familia.
3. Asiste a las comidas familiares
La comida une a la gente, es un gran lubricante social entre culturas. Intenta estar en casa para las comidas y ayuda a poner la mesa o lavar los platos. La comida es perfecta para conocer gente y sentarse alrededor de la mesa para cenar es una forma divertida de aprender nuevas palabras y practicar tus habilidades de conversación. Si sabes cocinar, puedes preparar algo de tu país y llevar el intercambio cultural al siguiente nivel.
4. Respeta los horarios
Aunque pagues por la estancia, eres parte de una familia que no es la tuya, respeta sus horarios y toques de queda. Si las comidas son a las 19.00 horas, asegúrate de llegar a tiempo. Si no vas a estar en casa para alguna comida o actividad, díselo de antemano a tu familia anfitriona. Si perdiste el autobús y vas a llegar tarde a casa, díselo. Aunque no sean tus padres, se preocupan por ti, así que solo tienes que fingir que tu madre te observa.
5. Acepta las diferencias
Probablemente tendrás que acostumbrarse a una comida diferente, a nuevas formas de doblar la ropa y a normas diferentes de las que hay en tu casa. Recuerda: diferente y nuevo no significan malo. Las cosas se hacen de forma diferente en todo el mundo y, mientras que funcione, es bueno y parte del proceso de aprendizaje. Seamos sinceros: esto es para lo que te apuntaste. Percibir y aceptar las diferencias culturales es algo que ampliará tus horizontes y hará que tengas una mentalidad más abierta y seas una persona más madura.
6. Cuida tus modales
No vives en un hotel y tu madre de acogida no es tu doncella. Ten limpia tu habitación, no dejes los platos en el fregadero y no dejes el envase de leche vacío en el frigorífico. Ayuda a llevar la compra desde el coche hasta la casa. No seas una diva; no gastes toda el agua caliente mientras ocupas el baño de 7:00 a 9:00. No invites a amigos o visitantes a quedarse a dormir y llévalos a cenar solo si les han invitado expresamente. No te pases todo el domingo durmiendo y no te quejes si no está el desayuno preparado cuando te despiertes. En pocas palabras: intenta comportarte lo mejor que puedas y di siempre por favor y gracias.
7. Participa en actividades
Por supuesto, puedes y debes pasar tiempo con tus nuevos amigos de la escuela, pero ¿por qué no pasar también buenos momentos con tu familia de acogida? Cuando estás en un país extranjero, ir al supermercado o ver jugar al fútbol a tu hermana de acogida puede ser muy emocionante. Participar en las actividades de la vida cotidiana es una experiencia que crea vínculos y que te permite practicar tus habilidades con el idioma y conocer una nueva cultura. Además, no has atravesado medio mundo para quedarte en tu habitación y mirar fijamente el teléfono, ¿verdad? Quien sabe, puede que incluso descubras una nueva afición y hagas nuevos amigos.
8. Aprovecha las conversaciones cotidianas
La clave para aprender un nuevo idioma es superar el miedo a cometer errores, y tu familia de acogida es perfecta para practicar tus habilidades de conversación. Hablan como «gente real», así que podrás oír un montón de modismos, frases y expresiones que no se aprenden en un libro de texto. Pasa tiempo en el salón o en la cocina y pídeles ayuda con tus tareas. Si no entiendes algo de lo que dicen, no lo ocultes, e intenta hablar todo lo que puedas. (Bueno, no cuando estén todos viendo su programa favorito de televisión, ya sabes, habla cuando sea apropiado).
9. Conoce a tu familia de acogida
Muestra interés por sus trabajos, comida favorita o aficiones. Haz preguntas, ten curiosidad y trata de aprender de ellos. Es la mejor manera de descubrir una cultura diferente y practicar tu vocabulario. Pero: respeta el espacio personal y no fuerces una relación personal con tu familia de acogida. Preguntarles por sus planes para el día mientras están en la ducha puede que no sea una buena idea, da igual lo impaciente que estés por mejorar sus habilidades de comunicación.
10. Recuerda que todo es temporal
Puede que tu madre cocine mejor el pastel de carne y que no quieras comer patatas cinco veces a la semana. Si no te gusta la emisora de radio del coche o la serie que todos ven en la televisión, respira hondo y no te quejes. Esta es solo tu familia temporal y tienen su propia manera de hacer las cosas, aunque esto implique un gusto musical cuestionable. Después de unas pocas semanas o meses, podrás volver a tu antigua vida y tendrás un montón de buenas anécdotas y recuerdos para compartir.
11. Sé justo y honesto cuando surjan los problemas
Siempre que la gente convive, puede haber conflictos, no es divertido, pero suceden y generalmente se desvanecen. En caso de que no te lleves bien con tu familia de acogida o haya un problema importante que te moleste, intenta hablar primero con la familia. Si eso no es posible, habla con la organización que te asignó la familia de acogida. Procura hacer una crítica constructiva y no te quejes de cosas que son diferentes pero no necesariamente preocupantes. Sé consciente de que puede llevaros algún tiempo acostumbraros unos a otros.
12. Sigue en contacto
La amistad no se puede forzar, pero es de esperar que tú y tu familia de acogida os llevéis bien y sigáis en contacto después de que te vayas. Después de todo, has formado parte de su vida y ellos de la tuya durante un tiempo, y cualquiera que te haya visto por la mañana temprano de mal humor merece una tarjeta de cumpleaños.