Tu primera vez viajando al extranjero sin padres
Tu primera vez viajando al exterior sin padres
Tu primera vez viajando al exterior sin padres será una de las mejores experiencias que puedas vivir. Lo prometo. Viajar es sentirse libre, viajar es aventura, viajar es descubrimiento, es alegría, pasión. Viajar, sin más preámbulos, es vivir.
Y quizás es difícil, para aquellas personas a las que el viaje no les llama, pero para ti, querido lector, sabes que el viaje lo es todo.
Apenas cumples la mayoría de edad pero ya tienes estos impulsos por viajar. Quizás lo viste de tus padres, que te enseñaron el amor por el viaje, o quizás nació en ti. ¿Y qué más da? Si la cuestión es viajar.
Estudiantes de EF en Florida, verano del 2018
¿Por qué deberías viajar sin tus padres?
Porque descubrirás todo de lo que eres capaz sin estar al lado de tus padres. Porqué madurarás en apenas un par de semanas y al volver, verás que has crecido personalmente de una manera antes inimaginable.
Porque te sentirás libre, aunque esto no quiere decir que debas perder el sentido de la responsabilidad. Algunos estudiantes traviesos que viajan con nosotros creen que al estar en el extranjero pueden hacer todo lo que no hacen, pero esto es un NO rotundo y tiene consecuencias negativas para el estudiante. Así que viajar te da libertad, pero siempre con sentido común y responsabilidad chicos.
Conocerás personas de muchísimas partes del mundo, harás amigos internacionales y compartirás anécdotas y nuevas experiencias con nuevos amigos increíbles. Cuando viajas en grupo, salen del aeropuerto tímidos, sin apenas hablar. Cuando vuelven, lo haces llorando de tristeza. Una de las mejores cosas que destacan nuestros estudiantes son las grandes amistades que nacen en los viajes con EF. Por no hablar de las historias de amor, ¿Quién te dice que no vayas a encontrar el amor de tu vida con EF? 😉
Una nueva cultura, una manera nueva de ver, hacer, ser y sentir. Todo será diferente, la familia, la casa o residencia, los autobuses, los taxis, los parques, los buzones, las tiendas y un largo etc. Todo es diferente, pero aquí reside la emoción de viajar.
Paloma viajó a Boston el año pasado y se enamoró del viaje, de la gente, del lugar…de todo.
“Sí, fui a Boston con EF y me enamoré. Me enamoré, estaba loca pérdida. De repente sentí que todas las mariposas de mi estómago se alborotaban y tenían ganas de salir y disfrutar conmigo libres. Me enamoré profundamente, aunque no de una persona…por mucho que hubiera un chico que marcó ese viaje; mi amor fue más grande por la ciudad, por los espacios, por las diferentes formas de hablar en inglés según el acento de cada persona que venía de un país diferente, por reunir a todos los latinos y españoles y enseñarles al resto cómo es nuestra fiesta, me enamoré del Atlántico, de las ardillas libres, de los bailarines callejeros, del mercado, del metro… En fin, quedé prendada por pisar EEUU, aunque fuera por poco tiempo. Ojalá algún día pueda repetir en otro lugar y conocer a muchas más culturas/personas/amigos/familia… gracias.”
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